Tal como un médico no puede indicar un tratamiento adecuado que garantice la cura rápida y completa del paciente sin hacer antes un buen diagnóstico, tampoco un educador puede hacer propuestas y utilizar “los medicamentos” disponibles en su “maletín terapéutico educativo” si no determina con claridad y precisión el problema que desea solucionar o la oportunidad que quiere aprovechar.
Por esa razón, en esta fase te sumerges en una experiencia de investigación-acción en la cual utilizas diversas fuentes y técnicas de recolección de datos para llevar a cabo un diagnóstico integral y posteriormente la identificación de necesidades u oportunidades no atendidas.
Para ello harás reuniones con los involucrados para que ellos expresen los problemas que les afecta de uno u otro modo, en especial si son de índole educativa.
Tratándose de un proceso de investigación, debe tener un soporte teórico, por lo que es recomendable que tengas a la mano materiales bibliográficos y de otras fuentes.
Entre las fuentes de información se incluyen: documentos, informes de gestión y de proyectos, comunicaciones, carteleras, materiales comunicacionales, minutas y actas de reuniones y asambleas. En las instituciones públicas es muy útil consultar la Memoria y Cuenta que deben presentar todas las dependencias gubernamentales cada año. Las técnicas de recolección de datos incluyen la revisión de los documentos mencionados, la observación directa, las entrevistas y las encuestas y grupos focales.
El producto más importante de esta etapa es, entonces, la elaboración de una lista de problemas que la comunidad considera que se deben intervenir.
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